Tal vez le cueste creerlo, pero la verdad es que no tiene por qué vivir con estrés todos los días, no tiene que sufrir ansiedad, tomar medicamentos y lidiar con el mal humor y el insomnio cada noche.
Es posible superar el estrés, dominarlo o, al menos, mantenerlo bajo control. En este breve texto quiero contarle mi experiencia con el estrés, que fue el protagonista de mi vida durante demasiado tiempo, hasta que decidí ponerle fin a través de algunas estrategias y técnicas de gran eficacia.
Es posible superar el estrés utilizando unas sencillas y eficaces estrategias
El estrés es un fenómeno muy particular que está asociado con la producción de determinadas hormonas, como por ejemplo el cortisol. El exceso de estrés provoca irritabilidad, insomnio, reduce nuestra productividad y nuestra concentración y está relacionado con la reducción de la esperanza de vida, con la pérdida de cabello y con todo tipo de problemas intestinales y del sistema circulatorio.
Lo primero que tiene que pensar es que usted no tiene estrés solamente porque en su trabajo y en su vida esté sometido a presión. Lo más habitual es que el estrés que sufrimos no sea inevitable y no tenga únicamente una causa externa: con frecuencia nosotros contribuimos a su aumento e incluso lo provocamos.
Es posible controlar y gestionar el estrés
Lo que usted necesita es dominar y gestionar el estrés para dejar de lado sus efectos perjudiciales ¿Es posible conseguirlo? Se lo explicaré a través de 4 sencillos consejos:
1. Ponga orden en su vida. La principal causa del estrés es el desorden. Piense en su casa: cuando está limpia y ordenada transmite tranquilidad, mientras que la suciedad y el desorden provocan por sí solas una sensación de incomodidad que se interioriza fácilmente. Suele pasar que el desorden y la suciedad en la propia casa son un reflejo del desorden en la vida cotidiana. Pues bien: con el estrés sucede algo semejante.
El estrés no es causado por el cortisol, sino por el desorden en la manera de afrontar las tareas, que es lo que nos causa nerviosismo y activa la producción de esta hormona. Recuerde esos momentos en los que sufre estrés: normalmente son situaciones en las que no puede concentrarse en lo que hace porque está pensando en otra cosa que tiene que hacer más adelante o en aquellos asuntos de los que no se ha ocupado porque estaba enredado en otra labor. Esta dispersión le genera falta de concentración, nerviosismo y, en consecuencia, cortisol que, a partir de ciertas cantidades, le dificulta concentrarse: éste es el círculo vicioso del estrés.
La principal causa del estrés es el desorden vital
¿Cómo salir de ahí? En primer lugar tome un momento para decidir qué es lo que tiene la obligación de hacer cada día y a qué quiere dedicar su tiempo libre. Decida sus prioridades y reparta el tiempo a lo largo de la semana. Al hacerlo se dará cuenta de que hay tiempo para todo, porque su problema no es la cantidad de ocupaciones, sino el desorden. Si necesita ayuda no dude en consultar nuestros consejos para gestionar el tiempo.
Determine los momentos del día en los que mirar el correo electrónico y el whatsapp o el messenger y no lo haga si no ha llegado el tiempo que reservó para ello. Le daré un consejo que a muchas personas le cuesta seguir pero que en mi experiencia ha resultado fundamental: sustituya la agenda manual por un gestor de tareas instalado en su teléfono móvil (hay varios, pero yo le aconsejo «Call» por ser eficaz y gratuito -le aseguro que no me pagan por manifestar esta preferencia). No lo dude ni un segundo: utilice el sistema de alarmas y deje de preocuparse de lo que tiene que hacer en el futuro: su teléfono le avisará. Si llega una nueva tarea agéndela para cuando vaya a tener que realizarla y olvídese de ella. Deje fuera de su mente aquello en lo que no tiene que concentrarse en este momento.
¿Quiere evitar el estrés? Deje fuera de su mente aquello de lo que no se tenga que ocupar en este momento
2. Controle la dispersión. Lo voy a repetir de nuevo: deje fuera de su mente aquello de lo que no tenga que ocuparse en este momento. Si tiene que terminar un informe y está comiendo con su pareja no tiene por qué estar inquieto, porque sabe que ha reservado un tiempo para ese trabajo. Olvídese de él hasta entonces. No tiene que esforzarse en recordarlo todo: la siguiente ocupación está agendada y ya le llegará la hora. Como máximo y si le ayuda a tranquilizarse repase su gestor de tareas una vez al día para asegurarse de que todo está en orden.
Incluso si una urgencia le impide llevar a cabo el trabajo que tenía que hacer a una hora determinada no caiga en el agobio: basta con que le busque otro momento. ¿Ya lo ha hecho? Olvídese de él ahora.
El objetivo es concentrarse en lo que se está haciendo. Con un poco de esfuerzo conseguirá evitar la tentación de despistarse, lo que le permitirá ser más eficaz y productivo y, todavía más importante, conseguir la paz y la tranquilidad que necesita en su vida.
3. Elimine el cortisol sobrante. Las preocupaciones, los nervios, las discusiones… acumulan cortisol en nuestra sangre, lo que supone que tengamos estrés cuando ya no necesitamos estar “hiperactivados”. Le pondré un ejemplo de lo que nos sucede cuando no somos capaces de controlar el estrés: su jefe le pidió un memorándum para dentro de dos semanas. Ahora está haciendo otra cosa, pero de repente le viene a la cabeza el memorándum y su cuerpo inyecta cortisol para mejorar su rendimiento porque el cerebro interpreta por su agobio que ahora necesita dar el 120%. Más tarde, en la cena y hablando con su marido o su mujer, vuelve a recordar el memorándum y su cuerpo produce más cortisol. Cuando se va a la cama tiene un gran exceso de cortisol en la sangre, casi como si tuviese que escapar de la persecución de un animal salvaje, pero ahora no lo necesita. Al provocar este desorden en las hormonas le resulta imposible dormir. Resultado: al dormir mal mañana rendirá peor, estará más agobiado, más preocupado y terminará por inundar sus arterias de cortisol más y más y más…
Lo ideal es controlar estos agobios pensando que toda tarea tiene asignado su tiempo, pero no siempre resulta sencillo -y menos al principio. Gracias a Dios existe un medio muy eficaz de eliminar el exceso de cortisol: hacer ejercicio.
4. Practique ejercicio moderado todos los días. Hacer un poco de ejercicio moderado cada día le ayudará muchísimo con el estrés. Eso sí, no practique deporte cerca de la hora de irse a la cama. El motivo es que el organismo también producirá hormonas como la adrenalina (y algo de cortisol) para activar los músculos y pueden afectarle al sueño. Con todo, le aseguro que el beneficio es mucho mayor, entre otras cosas porque el ejercicio, sobre todo al aire libre, provoca la liberación de serotonina, dopamina y endorfinas, que nos llevarán a un estado placentero y equilibrado. Procure hacer ejercicio antes de la cena o al menos dos horas antes de ir a la cama. Hacerlo por la mañana le mantendrá en forma pero afectará poco a su estrés, porque es la hora del día en la que menos necesita quemar cortisol.
5. Relájese. Tome su nueva aplicación-agenda y busque tres ratos a lo largo del día para relajarse. No se lo tome a la ligera porque es parte del «tratamiento». Más bien considérelo una pequeña obligación cotidiana a la que acudir cuando corresponda. Bastan cinco minutos por la mañana, cinco a mitad de la jornada y cinco antes de dormir.
Existen muchas técnicas que le ayudarán a relajarse. Para comenzar le aconsejaría ayudarse con la aplicación «Pacifica«, que es también un instrumento de gestión emocional muy útil. Al relajarnos conectamos con nosotros mismos y recordamos nuestras prioridades en la vida, además de provocar un estado de paz y bienestar.
- Si no conoce bien las ventajas de la gestión emocional puede informarse en esta breve explicación sobre Competencias ligadas a la Inteligencia Emocional
Como puede ver, se trata de medios muy sencillos para terminar con el estrés, aunque requieren un cierto compromiso por su parte. Eso sí, le puedo asegurar que son muy eficaces y que le cambiarán la manera de vivir e incluso de relacionarse con los demás. Se lo digo por propia experiencia.
[Post escrito por Marcelo López Cambronero, una primera versión de este artículo se publicó en aleteia.org]